Como si el arte fuera una cuestión de objetos


El mundo del Arte concibe el arte como si fuera una cuestión de cosas: una institución llamada Arte, un tipo de producto llamado Arte, un campo social llamado Arte. El mundo del Arte habla del arte como si fuera un sustantivo. Y ese es el peor de sus errores: concebir el arte como una cuestión de obras de Arte, como si el arte fuera una cuestión de objetos.








Algunos tienen una relación con el arte muy distinta


Para el sistema de vida de la globalización el mundo del Arte es el de los museos, las galerías, los grandes auditorios, las cinematecas. Para los que creen que el arte tiene unos espacios privilegiados la experiencia del Arte se limita al ir a exposiciones, asistir a conciertos, ver películas, leer novelas de autores conocidos y presenciar performances anunciados en los calendarios.

Algunos tienen una relación con el arte muy distinta: la experiencia del arte no es cuestión de ciertas actividades en especial, porque a partir de cualquier tipo de actividad cotidiana se puede generar arte. El arte es una práctica ejercida en cualquier ámbito de la vida diaria; la experiencia del arte puede vivirse en cualquier momento del día. Esa visión y esa experiencia del arte se vuelven cada vez más fuertes y se viven cada vez más en tanto se va desplegando el siglo XXI.




La reducida vida del Arte con horarios



Pocas veces nos detenemos a pensar lo reducida que es la experiencia del Arte en esta vida capitalista que llevamos, en la que tenemos que ir a pagar dinero para sentirnos vivos un ratico y el Arte se acaba cuando aparecen los créditos de la película, cuando se encienden las luces y la banda anuncia que la siguiente será la última canción, y luego todo vuelve a ser normal, resignándonos a continuar con nuestros trabajos mecanizados, creyendo que el arte lo más lejos que puede llegar en nuestra intimidad es hasta las cobijas de la cama cuando leemos unas páginas de la última novela que compramos del novelista éste, tan nombrado, tan vendido, antes de caer dormidos, exhaustos, para poder despertarnos bien temprano al día siguiente a volver a trabajar. Y no caemos en cuenta de lo reducidos que están los poderes del arte cuando nos acostumbramos a experimentarlo únicamente como parte de las rutinas de la vida social y las instituciones, con los horarios prefijados y los calendarios acordados, el museo abre de tal hora a tal otra y la exposición de la galería es el viernes, pero el cocktail de inauguración es justo a las 9 p.m. y a esa hora también es el performance de la mega estrella de quien había comprado unos tiquetes costosísimos, y así, el Arte nos quita el malestar de la vida cotidiana como pastillas para quitarnos el dolor de cabeza, anhelando apenas comienza la semana que ojalá rápido
sea viernes para poder salir a descansar de este trabajo que tanto nos pesa y salir a sentirnos realmente vivos yendo a experimentar un poco de Arte, como la exposición del gran artista a quien podríamos ir y pedirle un autógrafo, aún cuando no entiendo muy bien qué es lo que pinta, pero dicen que es un gran genio, quién sabe, de pronto puedo vender a buen precio en unos años en Sotheby’s su catálogo autografiado, pero mejor no, porque ya va a empezar el concierto de esta banda de virtuosos por la que soy capaz de dar mi vida, y después de trabajar más de cinco días en un trabajo que no me gusta no estoy como para andar tirando el dinero a la basura comprando tiquetes sin ir al concierto, con lo caros que están. Pocas veces nos detenemos a pensar lo patética que llega a ser la vida normal, la vida normal globalizada, y lo desperdiciados que están los poderes del arte cuando nos conformamos con experimentarlo únicamente en esos sitios especializados del Arte, donde se presentan los grandes artistas que vienen a vendernos cosas. Sólo cuando empezamos a experimentar en carne propia que el arte es una fuerza para electrificar cada cosa que hacemos día a día, sólo allí logramos sentir todo el poder del arte en la vida real. Si el arte no lo estamos haciendo cada uno de nosotros en el trabajo al que nos dedicamos, si el arte no lo estamos experimentando día a día en lo que hacemos, le estamos regalando la vida a la muerte en horario de oficina a cambio de un poco de Arte en nuestro rato libre y en los fines de semana.





Autónomamente explotados



En los siglos XVIII y XIX la autonomía del arte es un proceso revolucionario en tanto posibilita un inmenso despliegue de la creatividad individual y colectiva en la vida social. A través de una creciente autonomía del campo artístico la expresión se libera de las prohibiciones, limitaciones y condicionamientos impuestos tanto en Occidente como en Oriente por los tradicionales poderes con voluntad de dominio, como las monarquías y las iglesias, como las dinastías aristocráticas y las morales religiosas. Sin embargo, ya para el siglo XXI la autonomía del arte no tiene nada de revolucionario ni emancipatorio. La autonomía del arte es un proceso sistémico por naturaleza, y en tiempos de globalización, a pesar de la disolución de las fronteras entre el Arte y la vida cotidiana de las multitudes, la autonomía del campo del Arte se sigue simulando para mantener a las mayorías alejadas de los valores y de las prácticas libertarias de empoderamiento, creatividad, imaginación, experimentación y transformación que el cultivo de cualquier arte ayuda a potenciar. Ni la autonomía ni la independencia son revolucionarias ya, porque ante todo son requisitos que se le exigen a cualquiera en el sistema de vida del mundo globalizado. La libertad de expresión ha llegado a expandir su alcance tan lejos que el Arte ha terminado por ejercer su autonomía frente a todo, inclusive frente a la moral, la única autonomía que debía ser restringida según Kant, ese gran pensador de la autonomía del Arte. Al que más le conviene la autonomía del mundo del Arte es al Sistema, porque así asegura la demanda de un mercado del Arte. Al que más le conviene la autonomía de las voluntades y las expresiones artísticas es al Sistema, porque así asegura la generación de nuevas oportunidades para hacer negocios. Al que más le conviene la autonomía de todos los individuos es al Sistema, porque así asegura la máxima explotación de la energía de la vida humana: la autoexplotación, la explotación de cada uno por nosotros mismos. Ser autónomo en tiempos de globalización es ser eficientes y obedientes por nuestra propia cuenta, sin necesidad de supervisiones externas. Por eso de nada sirve ser autónomo si la vida se vive programada con los valores del Sistema. Los sujetos autónomos en el sistema de vida global no son más que robots eficientes y obedientes a partir de los cuales se reproducen los valores egocéntricos y los afectos interesados del humanismo capitalista.






Cuando los campos se compenetran unos con otros




La autonomía del arte produjo como consecuencia en la vida moderna el nacimiento de una institución llamada Arte, un campo de la vida social claramente diferenciado y separado del resto de campos: la cultura, la política, la economía, la religión, etc. La función de la institución Arte es regular el mercado laboral artístico, formado al final del siglo XIX por artistas profesionales actuando autónomamente. Esa racionalidad de la organización especializada de la vida moderna dividida en diferentes campos sociales autónomos entra en crisis en el siglo XXI, cuando todos los campos de la vida social tienden a compenetrarse unos con otros. No se puede ya separar lo estético de lo cultural, ni lo político de lo estético o lo estético de lo económico (¡porque ya ni siquiera se puede separar la naturaleza de los artificios!). El mercado laboral del campo artístico se entremezcla con todo tipo de mercados laborales y se empieza a catalogar como Arte lo que hacen muchos, a pesar de no ser artistas. El campo artístico aún se regocija y se enorgullece de su autonomía sin llegar a apreciar plenamente los alcances de las nuevas realidades vividas en el mundo globalizado: ahora cualquier individuo, autónomamente, puede desplegar artes insospechadas sin tener que pasar oficialmente por los circuitos establecidos ni verse obligado a aceptar las reglas y las condiciones impuestas autónomamente por el mundo del Arte.








Datos personales

Mi foto
contact blue flame: contact@overdriveelectro.net