El arte como experimentación de sensaciones a través del cultivo de una práctica


El concepto emergente del arte en el siglo XXI puede enunciarse a través de la siguiente definición: el arte es experimentación de sensaciones a través del cultivo de una práctica. Esa es la única definición lo suficientemente abierta para poder aprehender las fuerzas intempestivas de nuestro tiempo que hacen del arte, justamente, una acción indefinida e indeterminable. Son tres los componentes de este concepto emergente de arte: cultivar, practicar y experimentar. Son tres verbos, en tiempos como los actuales, en los que el arte vuelve a funcionar más como un verbo que como un sustantivo en los lenguajes de los nuevos modos de vida. Ni objetos, ni obras son componentes necesarios para la concepción más actual del arte, como tampoco es necesario el mundo del Arte para sentir o pensar el arte. Lo que emerge es un concepto de arte liberado del mundo del Arte. Para hacer arte no se necesita más que tres acciones entremezcladas: cultivar, practicar y experimentar. Esas son las únicas condiciones del arte. En este concepto dos zonas de indiscernibilidad pueden llegar a detectarse, zonas en las que resulta imposible distinguir un componente del otro. La primera zona de indiscernibilidad nace entre experimentar y practicar; la proposición que la enuncia es: la experimentación de sensaciones es cuestión de práctica. La segunda zona se encuentra entre practicar y cultivar, y puede formularse así: cualquier práctica es susceptible de ser cultivada. El arte, de esta manera, es la experimentación de sensaciones, y el modo de experimentarlas es cultivando prácticas. Experimentar con sensaciones es cuestión de práctica; cuestión de ensayar, cuestión de probar, cuestión de atreverse, pero igualmente, cuestión de ejercitar lo que se hace, de entrenar, de estilizar, de desarrollar, de poner en práctica reiteradamente. Toda práctica es susceptible de convertirse en arte, así como cualquier práctica lleva una potencia de arte en su naturaleza. El arte puede nacer a partir de cualquier cosa y en cualquier momento. Desde esta perspectiva emergente el arte ya no es un listado de disciplinas elevadas sobre el resto de las actividades ordinarias de la vida cotidiana. Hasta la más ordinaria de las actividades puede generar arte; se pueden desplegar artes a partir de las más pequeñas acciones, a partir de las actividades más humildes. Cualquier práctica puede ser cultivada como un arte, y se puede hacer arte a partir de cualquier actividad que hagamos en la vida; se puede hacer arte hasta con nuestra propia vida.







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